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El bordado vietnamita

Una reseña acerca del bordado vietnamita

El bordado vietnamita es un oficio practicado desde hace cientos de años. Si bien aceptamos que esta profesión tiene su origen en China, los bordadores vietnamitas no son menos dotados que aquellos artesanos. Incluso son hasta mejor que los chinos para “pasar los hilos a través de la tela y combinar los colores”, como lo constató Gabriel, un investigador francés especializado en estudiar las culturas orientales.

En cuanto a Charles Édouard Hocquard, un explorador francés apasionado de Indochina, ha dejado este comentario: “ Los bordadores vietnamitas son muy hábiles en cuanto a como disponen los colores sobre la tela para crear los diseños bordados con colores armoniosos y delicados”.

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Un poco de historia acerca del bordado vietnamita:

La historia introductoria de esta profesión se remonta a la primera mitad del siglo XVI. Bajo el régimen del emperador Lê Chiếu Tôn (1518-1523), el embajador Lê Công Hành fue enviado en una misión a China, en la provincia de Kouang Toung donde él permaneció durante algunos años. Es allí donde descubrió y admiró los bordados de las vestimentas de la corte, los parasoles y los paneles de la pared ejecutados por los artesanos de esa provincia.

Habiendo logrado observarlos durante su trabajo, pudo descubrir sus secretos. De regreso a su país, él realizó un reporte detallado al Rey, quien le ordenó que volviese a su pueblo situado en la provincia de Hà Đông para transmitir los preciados secretos a los habitantes del pueblo. Lê Công Hanh comenzó a enseñar a las mujeres y hombres de Thuong Phuc la técnica de bordado chino. Posteriormente, les enseñó a los habitantes del pueblo vecino, Hien Loung, los procesos de fabricación de los parasoles.

Este fue el comienzo de la implantación de esa profesión en Vietnam. Pero, para convertirse en una verdadera actividad llevando el alma del país, antes de convertirse en un arte, el bordado vietnamita atravesó muchos períodos que marcan las diferentes etapas de su evolución.

Durante el curso del primer período, por algunos siglos, si bien los bordados vietnamitas cumplían con las técnicas, los motivos demostraban gran influencia por parte de los referentes culturales chinos. De hecho los productos contaban con modelos y usos muy estereotipados: banderas y pancartas, cortinas, oraciones, paneles de pared como decoración para edificios religiosos o públicos con sus motivos inspirados por el taoísmo. El hecho de que la corte imperial impusiera reglas en cuanto a la limitación de la libertad de innovación de los artesanos o la posesión de una gran cantidad de bordados, era la causa de esta situación: los motivos y colores de China con sus símbolos se transmitieron de generación en generación.

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Una nueva era de bordados con las nuevas aplicaciones técnicas no comenzó verdaderamente sino hasta finales del siglo XIX – comienzos del siglo XX: el uso de las nuevas telas como la seda satinada local o la seda china, el crepe de seda, la franela de colores, el uso de marcos de bambú para fijar el tejido, o incluso la aplicación sobre el tejido de una hoja de papel muy delgada para diseñar los motivos y reproducirlos. Luego, los productos ganaron en Hanoi más y más, convirtiéndose en productos muy buscados en la capital. El impacto francés también se hizo sentir en estos productos. Una nueva clientela con gustos estéticos diferentes impulsó al bordado vietnamita a renovar sus actividades: cambio de motivos y utilización de nuevos procedimientos, principalmente francés y japonés. Es a partir de ese momento que el bordado vietnamita gana en la esfera privada: manteles, servilletas, tapices decorativos, cojines, cortinas, ropa interior femenina, salidas de cama, kimonos, etc.

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Las dos guerras siguientes fueron la ruptura para esta artesanía en Vietnam por un largo período. Luego de esos años, afortunadamente, con el desarrollo de las bellas artes en la vida y la aparición de nuevas necesidades estéticas y nuevas demandas que llegaban del extranjero, el bordado vietnamita ha regresado con su vitalidad renovada. Si bien los pueblos que bordan apenas si sobreviven, como es el caso de muchos otros pueblos de artesanías en general, nuevos talleres privados o familiares han logrado hacerse conocidos en todo el país y en el exterior de Vietnam. Los manteles bordados por ejemplo, seducen a los turistas extranjeros, mientras que los productos bordados de alta gama se ven más y más seguido en los salones, acompañando a los muebles de decoración más caros.

 

 

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