Leyenda del lago de la espada restituida

Vamos a contarles la Leyenda del lago de la espada restituida. Hace mucho tiempo, la gente vietnamita sufría de la dominación china de la dinastía Ming. Sufría el aumento de impuestos cada año. La hambruna se abatía sobre todo el país y la población terminó por sublevarse en la provincia de Thanh Hoa, bajo la conducción de un hombre llamado Le Loi. Desafortunadamente, los hombres mal armados, debilitados por el hambre, sufrían derrota tras derrota.

Entonces, el Emperador del Reinado de las aguas, Lac Long Quan, sintió compasión por esa gente y decidió ir a su ayuda y solucionar esa situación.

En aquella época vivía un pescador llamado Le Thanh. Una mañana, como era habitual, el tiró su red, pero esta vez parecía más pesada ‘‘ ¡finalmente una buena captura! » se dijo a sí mismo. Pero no eran peces, sino que una barra de hierro, la cual rechazó y dejó en el agua. Cuando recogía la red por segunda vez, encontró otra vez más la misma barra de hierro. El la envió lejos del barco. Lanzó nuevamente la red por tercera vez, pero muy curiosamente, en lugar de un pescado, pescó la barra de hierro nuevamente.

“No es una barra, es una espada”, gritó él luego de mirarla bien. “Una verdadera espada, ¡a la que solo le falta la empuñadura!”. Un tiempo después, Le Thanh se unió al grupo de Le Loi. Un día, Le Loi estaba tomando un descanso en lo del pescador en compañía de otros soldados. Mientras sus soldados descansaban a la sombra de un banano, Le Loi entró a la cabaña. En un costado del lugar descubrió súbitamente un objeto muy brillante que parecía atraerlo como una fuerza magnética.“¡Una espada como esta es digna de un rey!, que pena que no tiene la empuñadura”, se dijo a sí mismo. Interrogó a Le Thanh para conocer el origen de la espada. El pescador le contó todo. Luego de un corto descanso, Le Loi y sus hombres continuaron su ruta, olvidando rápidamente la espada y su extraordinaria historia. Un día, Le Loi ensilló su fiel corcel y se metió en el bosque. El estaba ya bastante lejos cuando percibió de pronto, en lo profundo de los árboles, un resplandor enceguecedor. El misterioso brillo centellaba en la copa de un árbol. Le Loi se trepó y constató que se trataba de la empuñadura de una espada. Cuando él tomó la empuñadura, la historia del pescador Le Thanh vino a su memoria.

El día siguiente, él regresó a ver al pescador y le mostró la empuñadura encontrada bajo esas extrañas circunstancias, “créame señor, es el cielo mismo que la ha enviado para ayudarnos en nuestro combate”, declaró el pescador. El tenía razón: gracias a esta espada prodigiosa, Le Loi condujo a sus tropas de victoria en victoria. Cuando el país recuperó su libertad, Le Loi se convirtió en su nuevo rey.

Pasó un año, y un día en que estaba realizando un paseo en bote por el lago, vio surgir repentinamente delante de la proa una tortuga que se dirigió a él con voz humana: “Le Loi, mi Maestro te pide que tengas a bien devolverle su magnífica espada”

Entonces, Le Loi por fin comprendió que el Emperador Lac Long Quan lo había ayudado cuando él tenía necesidad. El tomó la espada de su cinturón y se la arrojó a la tortuga, quien se hundió con ella en el agua del lago.

Tras esto, el lago se convirtió en el centro de la ciudad de Hanoi y se lo llamó “el lago de la espada restituida”.